Photo 100 2 - Maldad






La rozó primero con las yemas de los dedos en una leve caricia, preparándose para recibirla, sintiendo únicamente un cosquilleo que le dio a entender que ella estaba allí. Y después la cogió, y aunque ya había sentido antes esa sensación de repugnancia, una oleada de nauseas la asaltó como si fuese la primera vez... Era como nadar en un mar oscuro por la noche, con la certeza de ser observada de cerca por una bestia de las profundidades. Algo que se arrastraba siempre en los límites de su visión, escondiéndose de su mirada. Pero Hylissa lo sabía. Sabía que estaba allí, enorme y maligna -una maldad con la que estaba muy familiarizada, puesto que vivía desde siempre entre ella-, oculta en aquellas sombras abisales. Y le susurraba... Habló del ansia de sangre, que Hylissa podía sentir como propia, y de la necesidad de salir de su prisión. Habló de alimentarse de almas, y del regocijo que le suponía extinguirlas completamente, como soplar la llama de una vela. Como apagar una luz... Y le pareció que llevaba mucho tiempo allí, en la oscuridad, luchando por liberarse de ella. Del vínculo que las unía. Hasta que por fin, con manos torpes, soltó la piedra deshaciendo el contacto.
Y su estómago se contrajo, preludio de una arcada convulsa. 
Y la dejó salir.